La ingeniería, hacia un nuevo modelo

Ahora que se debate sobre las estructuras que un estado moderno debe tener, sin duda la ingeniería debe figurar en esta lista. Los países desarrollados son conscientes de estar inmersos en una nueva revolución, que por la amplitud con que llega supera de largo el calificativo de industrial. Esta revolución presenta cuatro ejes en forma de cambio de los modelos productivo, energético, medioambiental y de comunicación. La ingeniería juega un papel esencial y transversal en estos cuatro ejes.

Cabe recordar que, pese al trato que recibimos por algunas administraciones, las empresas de ingeniería trabajamos en el ámbito del conocimiento desarrollando proyectos y actividades de valor añadido para otros sectores y para la sociedad. En paralelo, la última crisis se ha convertido en una oportunidad para expandir nuestra actividad internacionalmente, algo que estamos consiguiendo, logrando un excelente reconocimiento de nuestra experiencia y competencias. Asimismo, desde la patronal ASINCA hemos impulsado una corriente de modernización del sector para alcanzar los nuevos retos que nos trae esta revolución del siglo XXI. Esta modernización requiere un acompañamiento de los poderes públicos basado fundamentalmente en la estabilidad y la eficacia inversora. Es precisamente en los momentos de escasez de recursos cuando es más importante realizar de forma precisa los estudios de viabilidad y proyectos que han de transformar la sociedad.

Estamos dando importantes pasos: la aplicación de la Directiva Europea 24/2014 de contratación de servicios intelectuales por calidad, la implantación de la tecnología BIM en los proyectos públicos, la creación del Consejo Asesor de Infraestructuras y el estudio de nuevas organizaciones colaborativas en el sector de la Construcción representan cuatro de las líneas de trabajo y de evolución hacia este nuevo modelo.

Pedimos que la Administración se implique en esta corriente de modernización. Le reclamamos que destine los recursos necesarios, y que lo haga de forma bien planificada para no perder los niveles de competitividad social y económica que podemos alcanzar con unas adecuadas infraestructuras. Y, desde luego, insistimos en que hay que eliminar los sistemas de licitación que evalúan el precio por encima de la calidad. Se trata de conductas de la Administración que nos acercarían a los países de nuestro entorno que a menudo ponemos como ejemplo a seguir.

Josep Túnica, presidente de ASINCA